¡Enhorabuena, has encontrado un tesoro! Este artículo es parte de un curso que te invitamos a conocer: Curso Católico.

1. Dios te Ama

Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.
- Romanos 5, 8

Kerigma Todo empieza con un anuncio maravilloso: ¡Dios te ama profundamente! Y ha dado su vida por ti para que tú puedas ser libre del miedo a la muerte física y ontológica*, pues Él ha vencido a la muerte. Este es el mensaje que los católicos anunciamos, y que se cumple hoy y siempre en nosotros: El amor de Dios actúa a nuestro favor en nuestra vida concreta y, afortunadamente, nosotros tenemos experiencia de ello. Por otra parte, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien (Romanos 8, 28a). Así pues, un cristiano vive feliz porque sabe que Dios, que todo lo puede, es su Padre y lo ama. ¡Hemos heredado una bendición! Por eso, vivimos anunciando este amor que Dios nos ha tenido a todos los hombres. Y ahora este anuncio te ha llegado a ti... ¿Te interesa? ¿Quieres pruebas? ¿Quieres saber más? ¡Empecemos nuestra aventura!

Práctica Conviene siempre poner una especial atención a la práctica, porque no todo el que me dice 'Señor, Señor' entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7, 21). Así pues, y para empezar con buen pie, vamos a hacer la señal de la cruz y a invocar al Espíritu Santo mediante el himno Veni Creator Spiritus, para que nos ilumine y nos guíe de ahora en adelante. Este es un himno precioso que llama al Espíritu Santo para que nos regale la gracia de conocer y vivir los misterios del cristianismo.

Rezar el himno Veni Creator Spiritus

Ven, Espíritu creador, visita las almas de tus fieles y llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo creaste. Tú eres nuestro Consolador, Don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, el dedo de la mano de Dios; Tú, el prometido del Padre; Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía y, puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo. Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén (Veni Creator Spiritus)[80].

Has de saber que en la parte práctica de todas las secciones encontrarás diversas tareas como la que acabas de hacer. Estas tareas te permitirán poner en práctica parte de lo que se ha explicado y, aunque siempre estás a tiempo de hacer también otras cosas, no conviene omitir las indicadas debido a su especial relevancia en la iniciación cristiana.


Comentarios

Teresa Mónica Fernández(15-03-2024)
Doy gracias a Dios encontrarme con este lugar donde puedo llegar a acceder a una buena orientación en una lectura que muchas veces puedo tener desordenada. En este caso hay un orden, una guía, para poder adentrarme en la fe de todo corazón. No porque deba estudiarlo, sino porque siento el amor de poder llegar a la Palabra y tratar de entenderla de la mejor forma posible. Amén. Gracias.
Nos alegramos de ello y le animamos a perseverar hasta el final. La paz.
Ileana Zambrano(12-03-2024)
Gracias a Dios creo haber encontrado una guía para acercarme más a Dios y aumentar mi Fe.
Nos alegramos de ello y le animamos a perseverar hasta el final. La paz.
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Notas y aclaraciones

... ontológica*
Muerte ontológica La muerte ontológica, también conocida como muerte del ser o del alma, es la muerte de nuestro ser interior que muchas veces se manifiesta como un sufrimiento vacío y sin sentido que nos corroe por dentro. Otras veces toma la forma de una rutina gris sin más propósito que la de “continuar funcionando”, y que se ve interrumpida por fuertes crisis de vida a ciertas edades o ante ciertos acontecimientos. La consecuencia más directa de esta muerte es la incapacidad de amar a los demás sobre nuestro propio sufrimiento, del cual tendemos siempre a huir y a evadirnos.