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4.9 Cuestiones Sociales

Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común.
- Hechos 2, 44

El Trabajo El trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra (Laborem Excercens)[76], hasta el punto que San Pablo dijo: Si alguno no quiere trabajar, que no coma (2 Tesalonicenses 3, 10b). El hombre, con su trabajo, no sólo ayuda a construir un mundo mejor, sino que coopera en la obra de Dios para el bien de los demás. Por ello, es importante trabajar con diligencia y dando lo mejor de uno, como si trabajaras para Dios mismo. Y por ello, también es fundamental no trabajar apoyando o haciendo el mal. Además, también debe existir siempre un espacio en tu vida que no dependa del trabajo y que le dé un sentido a este. Al final, el trabajo no deja de ser un medio para conseguir un fin o, dicho de una forma clara y sencilla, el trabajo sirve para vivir y no la vida para trabajar. Por ejemplo, trabajas para formar una familia o mantenerla, para ayudar a alguien o a los pobres en general, o por algún motivo similar. Porque al final, la vida es para... ¡El amor y la Caridad! Destacar en este contexto la importancia del Sábado y el Domingo, este último como propio de los cristianos, como días de bendición a Dios en los que no se trabaja, sino que... ¡Se bendice a Dios!

¿Y si soy empresario? Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo (Santiago 5, 4). Pues el obrero es digno de su salario (1 Timoteo 5, 18b) más que tú a tus beneficios. Conviene subrayar y poner de relieve la primacía del hombre en el proceso de producción, la primacía del hombre respecto de las cosas. Todo lo que está contenido en el concepto de «capital» -en sentido restringido- es solamente un conjunto de cosas. El hombre como sujeto del trabajo, e independientemente del trabajo que realiza, el hombre, él solo, es una persona (Laborem Excercens)[76]. Y como persona tiene una dignidad propia de Hijo de Dios, que independientemente de lo que haga nadie le puede arrebatar. Y tampoco tú... ¡Porque Dios le ama, igual que a ti!

Aborto La vida es un derecho inviolable de todas las personas y, al igual que a ti te gusta estar hoy aquí leyendo esto, a todas esas personas abortadas probablemente también les habría gustado. Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos (Mateo 7, 12a). De hecho, la Iglesia Católica dice muy claro que la vida empieza en el momento de la fecundación, que esa nueva vida es inviolable desde el primer momento, y que el aborto no es necesario para garantizar la salud de la mujer. Y así lo corroboran mediante tres manifiestos varios miles de especialistas en génetica, obstetricia, ginecología, medicina, microbiología, bioquímica, psicología, derecho, etc. ¡Que no te engañen!

  1. Existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación. Los conocimientos más actuales así lo demuestran.
  2. El embrión [...] y el feto [...] son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de [...] ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta.
  3. La naturaleza biológica del embrión y del feto humano es independiente del modo en que se haya originado.
  4. Un aborto no es sólo la «interrupción voluntaria del embarazo» sino un acto simple y cruel de «interrupción de una vida humana».
  5. El aborto es un drama con dos víctimas: una muere y la otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias de una decisión dramática e irreparable.
  6. El aborto es además una tragedia para la sociedad. Una sociedad indiferente a la matanza de cerca de 120.000 bebés al año es una sociedad fracasada y enferma.
    (Manifiesto de Madrid)[71]
  1. El concebido es un ser individual, distinto de la madre aunque alojado en el seno de ésta, como señaló el Tribunal Constitucional en su Sentencia 53/1985.
  2. De acuerdo con la doctrina constitucional y la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos el aborto no es un derecho de la mujer.
    (Manifiesto de Juristas)[49]
  1. El aborto inducido -la destrucción deliberada del no nacido- no es médicamente necesaria para salvar la vida de una mujer.
  2. La prohibición del aborto no afecta, de ninguna manera, la disponibilidad de un cuidado óptimo de la mujer embarazada.
    (Declaración de Dublín)[89]

Por último, destacar que sea cual sea tu situación Dios te ama y quiere tu bien. Si has abortado, acógete al perdón de Dios y empieza a vivir de nuevo, pues tu hijo, un Santo Inocente, está ahora feliz en el cielo con Dios. Y te ha perdonado ya. Perdónate a ti misma y busca el perdón de Dios. Por otro lado, si colaboras en el aborto... ¡Déjalo lo antes posible! Con cada aborto te haces cómplice de un asesinato. Pero recuerda que Dios puede perdonarte, y que puedes volver a empezar. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor Dios-, y no que se convierta de su conducta y viva? (Ezequiel 18, 23). Pues Dios ama a todos sus hijos desde antes de que nacieran, como atestiguan los profetas: Esto dice el Señor que te hizo, que te formó en el vientre y te auxilia: No temas, siervo mío, Jacob, a quien corrijo, mi elegido (Isaías 44, 2). Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones (Jeremías 1, 5). ¡Toda una declaración de amor desde el mismo principio de nuestra existencia! ¡Pues Dios nos ama!

Homosexualidad En primer lugar, hay que destacar que siempre son los actos, y no las personas, lo que la Iglesia reprueba. Pues... ¡Dios ama! Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él (Juan 3, 16-17). Por eso los homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta (Catecismo 2358); a la vez que los actos homosexuales (en realidad, cualquier acto sexual fuera del matrimonio) se reprueban por las consecuencias negativas que tienen contra la propia persona y el amor humano, tal y como se ha explicado en la parte dedicada a la Familia Cristiana.

Dios lo refiere todo al bien último del amor y, debido a que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados (Catecismo 2357) por no estar abiertos a la vida entre otras cosas, atentan contra él. Pero lo mismo se puede decir de los actos heterosexuales fuera del matrimonio, pues se puede tener todo el afecto y querer mucho a una persona, pero fuera del matrimonio no se puede dar una entrega total y permanente en las dimensiones del amor, la fidelidad y la fecundidad, necesarias para que el amor alcance su plenitud cristiana en el matrimonio. En definitiva, como los actos sexuales fuera del matrimonio son perjudiciales para la propia persona, Dios no los quiere. Pero entonces... ¿Qué se puede hacer? En realidad, nada especial: lo mismo que cualquier otra persona no casada. Vivir en castidad, pues somos mucho más que sexualidad. Y, por supuesto, apoyarse en Dios y en nuestra Madre la Iglesia, que pueden ayudarte en el combate diario de la castidad: el mismo combate que tienen sacerdotes, monjes, vírgenes consagradas, solteros católicos, etc.

Otra opción posible, que debe tenerse en cuenta con precaución, pues hay algunos vendedores de humo que se aprovechan del sufrimiento de las personas, es la de acudir a verdaderos especialistas católicos expertos en el tema. Los estudios científicos rechazan el origen genético y hormonal de la homosexualidad (Bearman & Brückner, 2002)[14], indicando que sus causas son mucho más complejas, variadas y, en cierta medida, desconocidas aún para la ciencia. Ánimo y recuerda que... ¡Con Dios todo es posible! Espera y confía en Él, pues todo tiene un sentido y un propósito maravilloso: tu Salvación. Elige el camino de la vida, el de Dios, y no el de la injusticia que te propone el maligno: ¿No sabéis que ningún malhechor heredará el reino de Dios? No os hagáis ilusiones: los inmorales, idólatras, adúlteros, lujuriosos, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros y habéis recibido de Dios? Y no os pertenecéis, pues habéis sido comprados a buen precio. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo! (1 Corintios 6, 9-10.19-20). No lo dudes: ¡Dios te ama, y todo tiene un sentido en Él!

Transexualidad No se puede violar la integridad física de una persona para el tratamiento de un mal de origen psíquico o espiritual. En estas circunstancias no se presentan órganos enfermos o funcionando mal; así que su manipulación medicoquirúrgica es una alteración arbitraria de la integridad física de la persona. No es lícito sacrificar al todo, mutilándolo, modificándolo o extirpándole una parte que no se relaciona patológicamente con el todo. (Carta de los Agentes Sanitarios)[34]. Cuando la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer, y pide que se respete este orden de la creación, no es una metafísica superada. Aquí, de hecho, se trata de la fe en el Creador y de escuchar el lenguaje de la creación, cuyo desprecio sería una autodestrucción del hombre y, por tanto, una destrucción de la obra misma de Dios (Benedicto XVI)[19].

Eutanasia La eutanasia es una manifestación más de la cultura de la muerte en la que estamos inmersos. Sin embargo, cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador (Catecismo 2277). Y quizás alguno se pregunte... ¿No es cruel dejar sufrir a alguien, cuando se puede acabar con dicho sufrimiento? Efectivamente, aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible (Catecismo 2276), por lo que el uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio (Catecismo 2279). Sin embargo, matarlos no es nunca la solución.

¿Qué hacer entonces? Honra a tu padre y a tu madre es el primer mandamiento al que se añade una promesa: Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra (Efesios 6, 2-3). Pues, en realidad, el problema más grave es que existen ancianos que quieren la eutanasia porque se sienten una carga para sus hijos o la sociedad. En esos casos uno se pregunta... ¿Qué hemos hecho y dicho para que piensen eso? ¿Cómo y cuántas veces los habremos ofendido o ninguneado? ¿Qué falta de caridad por nuestra parte les ha llevado a considerarse un estorbo? ¿No son acaso nuestros amados padres? En vez de eso, deberíamos apoyarles, animarles, visitarles, amarles y hacer que se sientan amados por nosotros y por Dios. Por ello, contra la eutanasia... ¡Llevemos el amor de Dios a nuestros mayores!

Voto Católico Para votar como católico hay que votar dejando que la Fe, y no otras cosas como la costumbre o la ideología personal, ilumine nuestras opciones políticas, tras habernos informado correctamente de los manifiestos de los candidatos. Y hay que ir a votar, pues abstenerse no dice nada a nadie... ¡Y tú estás llamado a ser testigo de Cristo! ¿Y qué dice la doctrina católica sobre esto? Dice no al aborto, no a la eutanasia, sí al matrimonio exclusivo entre hombre y mujer, no a la manipulación genética, sí a la investigación con células madre únicamente adultas, no a la clonación humana, sí a la justicia, sí a la atención a los más desfavorecidos, sí al respeto de las raíces católicas, sí a las virtudes cristianas, no a la corrupción, etc. Es fundamental saber que, según la doctrina católica, existen principios morales no negociables, por lo que no se puede votar a los partidos que contradicen alguno de estos principios. Los principios no negociables son: el respeto y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Un católico no puede votar a un partido político que, por acción u omisión, vaya en contra de alguno de estos cuatro principios.

¿Y qué es lo que no hay que hacer? No decidas tu voto por afiliación a algún partido político, tus hábitos electorales, la tradición electoral de tu familia, las modas o la apariencia de progresismo; ni de acuerdo a la apariencia, la personalidad o la fuerza mediática del candidato. Y sobre todo, no votes a un candidato sólo porque se declare católico pues, por desgracia, muchos candidatos que se dicen católicos en realidad rechazan las enseñanzas católicas más básicas. En tal contexto, hay que añadir que la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral. Ya que las verdades de fe constituyen una unidad inseparable, no es lógico el aislamiento de uno solo de sus contenidos en detrimento de la totalidad de la doctrina católica (Doctrina de la Fe)[33].

Práctica Todo esto que hemos presentado tiene serias consecuencias en la vida diaria, que conviene conocer profundamente. Es por ello que es importante ver experiencias de personas que han pasado o practicado el aborto, ya que constituyen testimonios impactantes que nos muestran la verdad de dicha realidad. Conviene, además, informarse adecuadamente sobre la homosexualidad, sin caer en la ideología de género que se nos trata de imponer desde diversos sectores de la sociedad. Por ello, os dejo algunos de los recursos más interesantes que se pueden encontrar sobre estos temas y que, como católicos, conviene conocer:

Ver experiencia sobre el funcionamiento de la industria del aborto

Ver un mini-documental sobre el aborto

Leer sobre la atención a la homosexualidad

Ver charla profesional sobre la transexualidad

No olvidéis nunca que el hecho de ser católico tiene también una dimensión social. No somos católicos sólo en lo privado de nuestra casa, sino que nuestra Fe debe tener una proyección clara en la vida pública. Pues Cristo nos invitó a vivir según el Evangelio, y nos envió a anunciarlo a todos diciendo: Por lo tanto, con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías (Hechos 2, 36). ¡Que se note que Dios te ha amado!

Comentarios

César López(21-09-2021)
Un curso excelente, que nos hace falta conocer a los católicos y buscar formadores que enseñen las Sagradas Escrituras. Bendiciones.
Nos alegramos que le sea de interés. Todo por Cristo. La paz.
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