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6.1 Creo en Dios Padre

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
- Artículo 1, Símbolo Apostólico

Creo El símbolo apostólico o credo es una síntesis de nuestra Fe que hemos heredado directamente de los primeros cristianos, y que empieza diciendo: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra (Catecismo de la Iglesia Católica). Los padres de la Iglesia lo definían como un inagotable tesoro en breves palabras (Teodoro)[67] y un escudo contra el maligno (San Agustín)[67]. Además, los dogmas que se afirman en el credo, aunque proclamados y creídos personalmente, nos unen a todos en una misma Fe y un mismo Bautismo. Sin embargo... ¿Realmente nos lo creemos? Creer significa afirmar algo con la mente y vivir en consecuencia. Así pues, si creemos en el credo no podemos vivir igual que los que no creen. Pero para vivir así hace falta primero un encuentro con Aquel que es el Amor: con Dios. Por eso, el credo es histórico: es Dios mismo quien se hace el encontradizo con nosotros, en nuestra propia vida. Él nos muestra su infinito amor y nos da pruebas de que, efectivamente, el credo es cierto. A partir de ese momento es cosa nuestra fiarnos, tal y como hizo María, o decirle no, y seguir con nuestra vida sin Él.

En Dios Padre Nosotros, los católicos, creemos en Dios: en un sólo Dios, formado por tres personas. Y esto implica algo fundamental: no creemos en otros dioses. No creemos que el dinero nos puede hacer felices. No creemos en la política como salvación del hombre. No creemos en la afectividad y somos libres de cara a los demás. No creemos que la familia sea lo primero, lo cual no implica que no sea importante, que lo es. Entonces... ¿Qué creemos? Escucha Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y a tu prójimo como a ti mismo. Haz esto y tendrás la vida (Deuteronomio 6, 4-5; Mateo 22, 37.39; Lucas 10, 27-28). ¡Sólo creemos en Dios! ¡Y un Dios que es nuestro Padre!

Efectivamente, creemos en un Dios que es Padre de nuestro Señor Jesucristo y, por tanto, Padre nuestro. Y todo el mundo habla con su Padre... ¡Y nosotros también a través de la oración! Además, esto significa que los católicos vivimos, o debemos vivir, sabiendo que Dios es quien nos provee, como hace cualquier padre. Así que no andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso (Mateo 6, 31-32). Además, cuando llamamos Padre a Dios es lógico que obremos como hijos de Dios (San Cipriano)[68]. ¿Y qué hizo Dios, en Jesucristo? ¡Amar! ¡Dar su vida por los demás! ¡Perdonar! ¡Confiar siempre en su Padre! ¿Hacemos esto?

Todopoderoso También creemos en un Dios que es todopoderoso. Es cierto que Dios respeta la libertad de las personas pero, como cualquier Padre, Dios también sostiene, ayuda, socorre, corrige y ama a sus hijos. Por eso, si te arrepientes y vuelves a Él, lo perdona y restaura todo. Él puede hacerlo, y lo hará, si tú se lo permites. Y si te preguntas por qué un Dios que todo lo puede permite el sufrimiento, la respuesta la encontrarás en el regalo de la libertad que Dios nos ha dado, necesario para que el hombre pueda amar por voluntad propia. Pero sobre todo nuestro mal, Dios tiene un plan de Salvación con cada uno de nostros. ¡Acéptalo!

Esto es como un médico al que se le acercan dos pacientes: uno con un constipado y otro con cáncer. Al primero le da una pastilla y se cura, pero al segundo le debe realizar varias operaciones y tratamientos mucho más dolorosos. Sin conocer la ciencia de la medicina nos puede parecer injusto... ¿Por qué no le da al segundo una pastilla también y ya está? Pero sabiendo lo que sabe el médico, las operaciones y los tratamientos son necesarios. Efectivamente, si nosotros conociéramos las cosas como Dios las conoce, no pensaríamos igual lo que pensamos muchas veces. Mira que al final los dos están sanos, que es lo fundamental. Y al final, nosotros, si queremos, viviremos en el Cielo con Dios, en alegría, gozo y paz perpetuas, que es lo fundamental. Porque para Dios nada hay imposible (Lucas 1, 37). Así pues... ¿Vivimos fiados de Dios en los acontecimientos de nuestra vida y en las necesidades materiales?

Creador del cielo y de la tierra Por último, creemos en un Dios que es creador del cielo y de la tierra. Y creemos y sabemos que todo lo ha hecho bien (Marcos 7, 37b). Efectivamente, la creación y su complejidad es un canto al poder y la sabiduría de Dios. Pero sobre todo, es un canto a su bodad y su amor, pues Él no nos necesitaba y si nos ha creado ha sido sólo por amor. Por eso se dice: existimos, porque Dios es bueno (San Agustín)[22]. Y nos ha creado con alma y cuerpo, hombre y mujer, destinados al amor y libres. Porque hemos sido creados para amar. Y no hay amor sin libertad. Y no hay libertad sin la posibilidad de dudar. Y no hay posibilidad de dudar sin la prueba. Por eso, hijo, si te acercas a servir al Señor, prepárate para la prueba (Eclesiástico 2, 1). Efectivamente, creer en Dios creador significa creer que Dios lo ha hecho todo bien en nuestra vida. Y significa creer que pese a nuestros pecados y sufrimientos, Él lo gobierna todo con su Providencia. Por eso, quien cree en Dios creador no se queja: bendice. Porque todo esta bien.

Práctica ¿Y nosotros? ¿Vivimos creyendo en Dios Padre Todopoderoso creador del cielo y de la tierra? ¿Tenemos algún dios o proyecto más al que le pidamos la felicidad? ¿Confiamos y nos abandonamos siempre en manos de nuestro Padre sin preocuparnos del mañana? ¿Hemos visto a Dios poderoso en nuestra vida rompiendo barreras que para nosotros eran imposibles, y permitiéndonos amar cuando humanamente no se puede? ¿Bendecimos a Dios porque creemos que lo ha hecho todo bien o, por el contrario, tenemos quejas? Si no vives así pero lo deseas, busca a Dios y Él te regalará la Fe que necesitas para que esto sea posible en tu vida. ¡Ánimo! ¡Dios te ama!

Reflexionar en oración en base a estas preguntas
Leer la explicación del libro de Santo Tomás de Aquino

Por último, no hemos de olvidar que el Credo nace de la Tradición y de la experiencia vivida de la Iglesia, que fue plasmada durante los primeros siglos en las Escrituras. Por eso, todo lo que la Iglesia Católica dice tiene su origen, aun de forma confusa, en la Biblia. Así pues, conviene hacer la Lectio Divina de los siguientes pasajes:

Juan 17, 1-3 (Oración sacerdotal)
Romanos 8, 14-17 (El don de la adopción filial)
Mateo 6, 25-34 (Riquezas y preocupaciones)
Mateo 6, 7-15 (Oración del Padre Nuestro)
Génesis 1, 1-31 (Creación del cielo y tierra)

Comentarios

Miguel Martinez(18-12-2022)
Vivir lo que creemos, me encantó.
Gracias. Que así sea.
Hector(30-06-2021)
Yo todo lo puedo en Dios.
Solo con Dios, pues nosotros somos débiles y limitados... ¡Ánimo!
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