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Didajé

La Didajé, también llamada la enseñanza del Señor a las naciones por medio de los doce apóstoles, es un documento del siglo I que contiene las primeras instrucciones cristianas que se han encontrado. Sus enseñanzas, aunque fieles a la doctrina y liturgia de los primeros cristianos, no se consideran infalibles.
- Sobre la Didajé

Capítulo 1 (1) Hay dos caminos, uno de vida y uno de muerte; pero hay una gran diferencia entre los dos caminos. (2) El camino de la vida es este: primero, amarás a Dios que te hizo; segundo, amarás al prójimo como a ti mismo; y todas las cosas que no quieras que te hagan, tampoco las hagas tú a otro. (3) La enseñanza de estas palabras es esta: bendice a los que te maldigan, y reza por tus enemigos, y ayuna por los que te persigan; porque ¿qué reconocimiento tendrás si amas a los que te aman? ¿no hacen los gentiles lo mismo? Pero tú ama a los que te odian y no tengas ningún enemigo. (4) Abstente de deseos carnales y corporales. Si alguien te da un golpe en la mejilla derecha ofrécele también la otra, y serás perfecto. Si alguien te presiona para ir con él una milla, ve con él dos; si alguien te quita el manto, dale también tu túnica; si alguien te quita lo que es tuyo, no se lo reclames, pues de hecho no puedes. (5) Da a todo el que te pida, y no lo reclames, pues el Padre quiere que de nuestras propias ganancias demos a todos. Bendito quien dé conforme al mandamiento, pues él es inocente. Aflicción para el que recibe; pues si alguien recibe, teniendo necesidad, será inocente; pero si no tiene necesidad dará cuentas de por qué ha recibido y para qué propósito, y entrando en aflicción será estrictamente examinado respecto a sus ocupaciones, y no saldrá de ella hasta que haya pagado la última moneda. (6) Pero respecto a esto también se ha dicho: deja que tu limosna sude en tus manos hasta que sepas a quién debes dar.

Capítulo 2 (1) Y el segundo mandamiento de la enseñanza es: (2) no matarás. No cometerás adulterio; no corromperás niños; no cometerás fornicación. No robarás. No usarás la brujería; no practicarás magia. No procurarás el aborto, no matarás a los niños recién nacidos. No codiciarás los bienes de tu prójimo. (3) No jurarás en falso. No darás falso testimonio. No maldecirás; y no tendrás malicia. (4) No tendrás doblez de mente ni de lengua; pues la doblez de lengua es una lazo de muerte. (5) Tu discurso no será falso ni vano, sino verificado por obras. (6) No serás codicioso, ni rapaz, ni hipócrita, ni malvado, ni arrogante. No aceptarás el mal consejo contra tu prójimo. (7) No odiarás a nadie, pero a algunos los reprenderás y por otros rezarás, y a otros amarás por encima de tu propia vida.

Capítulo 3 (1) Hijo mío, huye de toda forma de mal, y de todas las cosas que se le parezcan. (2) No seas propenso a la ira, porque la ira lleva al asesinato; ni dado a la doblez de espíritu, a las riñas o al mal genio; pues todas estas cosas engendran muerte. (3) Hijo mío, no seas lujurioso, porque la lujuria lleva a la fornicación; tampoco seas obsceno al hablar, ni tengas mirada ávida, pues todo esto engendra adulterios. (4) Hijo mío, no seas un adivino pues eso lleva a la idolatría; ni un conjurador, ni un astrólogo, ni un purificador, ni tengas la intención de consultar esas cosas; pues todas ellas engendran la idolatría. (5) Hijo mío, no seas un mentiroso, pues mentir lleva al robo; ni tengas avaricia, ni vanagloria, pues estas cosas engendran robos. (6) Hijo mío, no murmures, pues eso lleva a la blasfemia; ni seas presuntuoso, ni mal pensado, pues todas estas cosas engendran blasfemias. (7) Pero sé manso, pues los mansos heredarán la tierra. (8) Sé paciente en el sufrimiento, misericordioso, inofensivo, tranquilo, bueno, y estremécete constantemente de las palabras que has oído. (9) No te exaltes a ti mismo, ni des presunción a tu alma. Tu alma no debe unirse a los nobles, sino que con los justos y humildes has de conversar. (10) Acepta los acontecimientos que te sobrevengan como buenos, sabiendo que nada sucede sin Dios.

Capítulo 4 (1) Hijo mío, recuerda día y noche a quien te anuncie la Palabra de Dios, y hónralo como al Señor, porque donde se habla del Señor, allí está Dios. (2) Busca cada día los rostros de los santos, para que puedas descansar en sus palabras. (3) No desearás provocar divisiones, y construirás la paz entre aquellos que disputan. Juzgarás justamente; no mostrarás parcialidad por una persona al reprender las transgresiones. (4) No serás inseguro de mente, sobre si algo debe ser o no. (5) No seas de los que extienden sus manos para recibir, pero las esconden para dar. (6) Si tienes algo, darás con tus manos el rescate por tus pecados. (7) No vacilarás al dar, ni murmurarás al hacerlo, así conocerás quién es el buen proveedor de la recompensa. (8) No rechazarás al que tiene necesidad, sino que compartirás todas las cosas con tu hermano, y no dirás que son tuyas; porque si sois compañeros en lo imperecedero, ¿cuánto más en las cosas perecederas? (9) No apartarás tu mano de tu hijo o hija, sino que desde la juventud les enseñarás el temor de Dios. (10) No darás en tu amargura órdenes a tu siervo, o tu sierva, que esperan en el mismo Dios, para que no dejen de temer a Aquel que es Dios sobre los dos; porque Él viene, no a llamar según la apariencia externa, sino a los que su Espíritu ha preparado. (11) Pero vosotros, siervos, estad sujetos a vuestros señores, en reverencia y temor, como a imagen de Dios. (12) Odiarás toda hipocresía, y todo lo que no agrada al Señor. (13) No abandonarás los mandamientos del Señor, sino que guardarás lo que has recibido, sin añadir ni quitar nada. (14) En la Iglesia confesarás tus transgresiones, y no acudirás a la oración con mala conciencia. Este es el camino de vida.

Capítulo 5 (1) Pero el camino de muerte es este. Para empezar, es malvado y está lleno de maldición, asesinatos, adulterios, lujurias, fornicaciones, robos, idolatrías, brujerías, hechicerías, hurtos, falsos testimonios, hipocresías, doblez de corazón, fraudes, orgullo, malicia, avaricia, lenguaje soez, envidias, presunción, arrogancia y jactancia. (2) Los hay perseguidores de los buenos, que odian la verdad, aman la mentira, desconocen la recompensa de la honradez, están separados de lo que es bueno y del juicio justo, atentos no a lo bueno sino a lo malo, alejados del manso y del perseverante, amantes de la vanidad, buscadores del beneficio propio, no se compadecen de los pobres, no se fatigan con el afligido por su labor, no conocen a Aquel que los hizo, asesinos de niños, destructores de la obra de Dios, alejados de los necesitados, vejan al afligido, abogan por los ricos, juzgan injustamente al pobre, son completamente pecadores. Ojalá, niños, os veáis libres de todos estos.

Capítulo 6 (1) Cuida que nadie te lleve por el mal camino, lejos del camino de esta enseñanza, ya que te aparta de Dios. (2) Si, en efecto, eres capaz de llevar todo el yugo del Señor, serás perfecto; pero si no puedes, haz lo que puedas. (3) Y sobre la comida, soporta lo que puedas, pero con la comida ofrecida a ídolos sé extremadamente vigilante, pues es un servicio a dioses muertos.

Capítulo 7 (1) Ahora, respecto al bautismo, bautizad así: habiendo enseñado primero todas estas cosas, bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua viva. (2) Y si no tenéis agua viva, bautizad en otras aguas; y si no podéis en agua fría, en agua tibia. (3) Pero si no tenéis ninguna de estas, derramad agua tres veces sobre la cabeza en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. (4) Y antes del bautismo permitid ayunar al que bautiza y al bautizado, y a cualquier otro que pueda; pero ordenad al bautizado que ayune desde uno o dos días antes.

Capítulo 8 (1) No permitas que tus ayunos estén con los hipócritas, que ayunan el segundo y quinto día de la semana; tú deberás ayunar en el cuarto día y en el día de la preparación. (2) Tampoco ores como los hipócritas, sino como el Señor manda en su Evangelio, por eso reza diciendo: "Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Y perdona nuestras deudas, como nosotros también perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. A ti el poder y la gloria por siempre." (3) Ora así tres veces al día.

Capítulo 9 (1) Ahora, sobre la Eucaristía, dad gracias de esta forma. (2) Primero para el cáliz: "Te damos gracias, Padre nuestro, por la santa vid de David, tu siervo, que nos has dado a conocer por medio de Jesús, tu siervo: a ti sea la gloria para siempre". (3) Y para el pan partido: "Te damos gracias, Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que tú nos has dado a conocer por medio de Jesús, tu siervo: a ti sea la gloria para siempre". (4) "Como este pan partido fue esparcido sobre las montañas y, luego, reunido se hizo uno, permite a tu Iglesia ser reunida desde los confines de la tierra a tu reino, porque tuya es la gloria y el poder por Jesucristo para siempre". (5) Pero no permitáis que nadie coma o beba de la Eucaristía, excepto los bautizados en el nombre del Señor; porque en cuanto a esto el Señor ha dicho: "No deis lo santo a los perros".

Capítulo 10 (1) Después de saciaros, dad gracias de esta forma. (2) "Te agradecemos, Santo Padre, por tu Santo Nombre, que has hecho habitar en nuestros corazones, y por el conocimiento y la fe y la inmortalidad que tú nos has dado a conocer a través de Jesús, tu siervo, a ti sea la gloria para siempre". (3) "Tú, oh Soberano Todopoderoso, hiciste todas las cosas por la bondad de tu Nombre: tú diste comida y bebida a los hombres para el disfrute, para que te dieran gracias; y a nosotros nos has dado gratuitamente alimento y comida espiritual y vida eterna, a través de tu Siervo". (4) "Antes de todo, te damos gracias a Ti, que eres poderoso; a Ti sea la gloria para siempre". (5) "Recuerda, oh Señor, a tu Iglesia, para librarla de todo mal y para perfeccionarla en tu Amor; y para reunirla de los cuatro vientos, santificada para tu reino, que preparaste para ella; porque tuyo es el poder y la gloria por siempre". (6) "Deja que la gracia venga, y deja que este mundo pase. Hosanna al Dios de David. Si alguno es santo, que venga, y si alguno no es santo, que se arrepienta. Maranatha. Amén". (7) Y permitid que los profetas den gracias tanto y cómo deseen.

Capítulo 11 (1) A cualquiera que venga y te enseñe todas estas cosas, recíbelo. (2) Pero si el maestro mismo, pervirtiéndose, enseña otra cosa para la destrucción de esto, no le escuches; pero si él enseña a progresar en la justicia y el conocimiento del Señor, recíbelo como al Señor. (3) Ahora, respecto a los Apóstoles y profetas, haz según el decreto del Evangelio. (4) Que cada Apóstol que venga a ti sea recibido como al Señor. (5) Pero no deberá quedarse más de un día; y, si es necesario, otro también; pero si permanece tres días es un falso profeta. (6) Y cuando el Apóstol se vaya, que no tome nada salvo el pan necesario para llegar a su alojamiento. Pero si él pide dinero, es un falso profeta. (7) Y todo profeta que hable en el Espíritu, no deberá ser probado o examinado; porque todos los pecados serán perdonados, pero este pecado no será perdonado. (8) No todo el que habla en el Espíritu es un profeta, sino solo aquel que tiene el comportamiento del Señor. Por su comportamiento se conocerá al verdadero y al falso profeta. (9) Y ningún profeta que pide una mesa en el Espíritu come de ella, a no ser que sea un falso profeta. (10) Y cada profeta que enseña la verdad, si no practica lo que enseña, es un falso profeta. (11) Y cada profeta aprobado, genuino, que hace asambleas para un misterio mundano, pero no enseña a otros a hacer lo que él hace, no deberá ser juzgado por ti; porque él tiene su juicio en manos de Dios; pues también lo hicieron los antiguos profetas. (12) Pero a cualquiera que diga en el Espíritu: dame dinero o cualquier otra cosa, no deberás escucharlo; pero si pide para para dar a otros que pasan necesidad, que nadie lo juzgue.

Capítulo 12 (1) Que todo el que venga en nombre del Señor sea recibido, y luego probado en lo que debe saber; pues él debe distinguir la derecha e izquierda. (2) Si en verdad el que viene es un peregrino; ayúdalo tanto como puedas; pero que no se quede contigo más de dos o tres días, a menos que haya necesidad. (3) Si desea establecerse entre vosotros, siendo un artesano, permitidle trabajar y comer. (4) Pero si no tiene un oficio, proveele de acuerdo con tu comprensión de que ningún cristiano debe vivir ocioso entre vosotros. (5) Y si él no actúa así, es un traficante de Cristo. Cuidado con ellos.

Capítulo 13 (1) Pero todo verdadero profeta que desee establecerse entre vosotros es digno de vuestro apoyo. (2) Igualmente, un verdadero maestro es digno por sí mismo, como el obrero, de recibir su alimento. (3) Por tanto, tú tomarás y darás las primicias del lagar, la era, los bueyes y las ovejas, a los profetas; porque ellos son tus principales Sacerdotes. (4) Pero si no tienes profetas, dalo a los pobres. (5) Si preparas pan, toma el primer fruto y da conforme al mandamiento. (6) Igualmente, cuando abras una tinaja de vino o aceite, toma la primicia y dásela a los profetas. (7) Y de la plata, el vestido, y cada bien tuyo, toma el primer fruto, en la cantidad que consideres buena, y da de acuerdo al mandamiento.

Capítulo 14 (1) Y en el día del Señor reuniros, y partid el pan, y dad gracias, habiendo confesado antes vuestras transgresiones, para que vuestro sacrificio pueda ser puro. (2) Que nadie que tenga una disputa con su prójimo se reúna contigo hasta que se reconcilien, para que vuestro sacrificio no sea profanado. (3) Por esto es por lo que dijo el Señor: "En todo lugar y tiempo me ofrecerán un sacrificio puro, pues yo soy un gran Rey, dice el Señor, y mi nombre es admirable entre los gentiles".

Capítulo 15 (1) Elegid, pues, para vosotros mismos, Obispos y Diáconos dignos del Señor, hombres mansos y no amantes del dinero, veraces y aprobados; porque ellos también atenderán el ministerio de los profetas y maestros. (2) Por tanto, no los menosprecies, porque ellos son hombres honrados entre vosotros junto con los profetas y maestros. (3) Y reprendeos unos a otros, no con ira, sino con paz, como lo hicieron en el Evangelio; y a cada uno que cometa una transgresión contra otro que no le hable nadie, ni le permitas oírte hasta que se arrepienta. (4) Y también haced oraciones y limosnas, y haced todas vuestras acciones como lo hacen en el Evangelio del Señor.

Capítulo 16 (1) Vigila sobre tu vida; no dejes que tu lámpara se apague y no dejes que tus lomos se desaten, y permanece preparado; porque no sabes la hora en la que nuestro Señor vendrá. (2) Reuníos frecuentemente, buscando las cosas provechosas para vuestras almas; porque todo el tiempo de fe no te aprovechará si no eres perfecto en la última época de tu vida. (3) Porque en los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y los destructores, y las ovejas se convertirán en lobos, y el amor se tornará en odio. (4) Cuando la anarquía crezca, ellos se odiarán y perseguirán, y se entregarán unos a otros; y luego aparecerá el que engañará al mundo como hijo de Dios, y hará señales y maravillas, y la tierra será entregada en sus manos; él cometerá iniquidades nunca antes vistas desde el comienzo del mundo. (5) Entonces la raza de los hombres irá al fuego de la prueba, y muchos serán heridos y perecerán; pero los que perseveren en su fe serán salvados de la maldición misma. (6) Y entonces aparecerán las señales de la verdad; primero la señal del cielo abierto; luego la señal de la voz en la trompeta; y la tercera, la resurrección de los muertos. (7) No, sin embargo, de todos, sino como se dijo: "El Señor vendrá, y todos los santos con Él". (8) Entonces el mundo verá al Señor viniendo sobre las nubes del cielo.

Nota sobre la traducción Traducción realizada por «Curso Católico» de la traducción al inglés, actualmente en el dominio público, realizada por Philip Schaff (1819-1893) del manuscrito de Jerusalén de la Didajé.